Foto: Manu Arias

Charly García se bancó el pedido del público y dio un recital maratónico para el recuerdo.

La presencia de las estrellas del Olimpo del rock nacional hacía notar una masiva concurrencia en la pista aérea de la localidad serrana.

Por un lado con el sol a cuestas, Luis Alberto Spinetta daba cátedra junto a su banda, que misteriosamente no tuvo presente a Nerina Nicotra en el bajo. En su lugar estaba Matías Méndez que supo llevar el ritmo de una manera espléndida en la fusión funk y jazzera.

El silencio del público fue muy respetuoso a la hora de escuchar al Flaco y más de uno lo vio atentamente como pasaba desapercibido tocando sentado prácticamente en el fondo del escenario.

Prédica de Amor
Desde otro extremo Dread Mar-I cantaba sus letras de amor y devoción hacia Jah. El reggae lover fue uno de los primeros artistas en animar el escenario temático y de los que más concurrencia tuvo por el gran momento que esta atravesando en su carrera como solista. Fue su primera vez en el festival y superó las expectativas con una lista de temas que transcurrió a través de “Vos y Tu Maldad”, “Salvame” y el éxito radial “Tu Sin Mí”.

Posteriormente Los Pericos se adueñaron del ritmo tricolor y festejaron sus 25 años junto a la música. Con siete años como única voz, Juanchi Baleiron dejó sentado que hay perico para rato.

Casi llegando a la medianoche, Nonpalidece se adelantó al comienzo de Charly García y tocó una seguidilla de temas bien bailables.

Los músicos de la isla de tigre contagiaron alegría y positivismo y no olvidaron nunca sus influencias así que tuvieron como invitado a Kenyatta Hill, el cantante jamaiquino de Culture que los acompañó durante toda la gira veraniega que hicieron por el país. El vocalista hizo mover los brazos en alto y dibujo la sonrisa de varios al hacer que Néstor Ramlak se agarrara de sus partes íntimas en pleno baile.

Cierre sin Fin
Nada hacía pensar que Charly García haría de las suyas sobre el escenario. Comenzó con buen ánimo sin ningún problema hasta que se quitó su cinto y comenzó a golpear su piano con el. Esto le generó que se le cayeran los pantalones cada vez que se levantaba de su asiento y en ciertas ocasiones dejaba sus nalgas al descubierto para las risas de los presentes.

Fue uno de los protagonistas más esperados de la noche. Compartió escena con León Gieco de invitado. Juntos cantaron “El Fantasma de Canterville” y no dejaron de cruzar miradas y sonrisas por verse juntos. Más tarde el bigote bicolor hasta se dio el gusto de cantar “Confortably Numb” de Pink Floyd y su versión del “Himno Nacional”.

Tuvo el acompañamiento en los coros vocales a Rosario Ortega que a la hora de cantar los bises recibió el reproche del ídolo indiscutido al enterarse que no sabía la letra de “No voy en Tren”.

El capricho de Charly por no bajarse del escenario se vio a partir de la medianoche que se prolongó hasta la madrugada del sábado. Se lo vio muy charlatán y con ganas de comentar cada uno de los temas que tocaba. Muy pocas veces se lo vio con tantas ganas de seguir tocando. Llegó al punto de mofarse de ver que su banda improvisara el viejo cancionero que tenía de Sui Generis y hasta tocó canciones que no estaban dentro de la lista de temas.

Eternizó su show sin límite alguno e incontadas veces tiró micrófonos inalámbricos con la intensión de que llegasen a las manos de sus seguidores, cuestión que uno de ellos logró su objetivo y la resignación de el sonidista y de sus asistentes se vio en cada una de las seis vueltas que hizo en escena.

Charly fue imparable y le pidió al público que se vaya asi no lo hacían “sentir mal” de sus idas y vueltas. Luego reflexionó “y después de mí quién toca” a lo que concluyó con un rotundo “nadie” y es por eso que volvió tantas veces para no dejar desamparados a aquellos que no tenían más nada para hacer.

Sobre el final, en su última y más sorpresiva vuelta expresó que “quieren el record de gente plantada esperando por más rock” y tocó "Popotito".

Por Lionel Nadir Rodríguez

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